Atado a lo tuyo, a lo mio, a todo, al paso del tiempo en el lodo, a las promesas vacías y a los días llenos sin nosotros, a los despojos de ilusiones marchitas, a los deseos sin antojos.
Atado a los mirares ajenos, a las caras sin rostro, a la memoria de unos pocos y al olvido de casi todos, a los paseos en la soledad del domingo, al abrigo del frío en agosto.
Atado a las promesas a vuelta de camino, al dolor de otros, a la esperanza frágil que a veces se escapa, a ese amigo perdido dos dias despues.
Atado al revés de como debes, a esa forma sin modo, a la fiesta de otra ciudad, a la primavera en otoño, al placer del antes de todo, al olor de aquella noche saciando nuestra sed.
Atado a la desnudez que vendrá, al ser feliz por unos dias, tal vez, al atardecer cuando dormía, al anochecer entre dos aguas, a la mentira de una verdad.
Atado a una piel ya acariciada, al mudo recuerdo, al silencio del ruido al caer, a ese abrazo a un después, a la delgada línea que divide el horizonte, al quiero sin puedo, al cuando sin donde.
Atado a la cobardía de entonces, al valiente que no habita en mi, a los amigos perdidos para siempre, y a los que abandoné en los caminos, al infinito, a la eternidad.
Atado a la marchita vanidad, a las dudas, a las duras y a las maduras, al perezoso, a cien poemas y alguna canción, a la inoportuna inspiración con la mujer de otro.
Atado a las letras con su música, a las huidas de mi ciudad, a la tempestad y los terremotos de un corazón desbordado, al mercenario que soy de una guerra en paz.
Atado al silencio en soledad, a esas noches eternas a falta de sueños, al cansado de esperar, a las flores arrancadas, a las huellas en el cielo.
Atado al desamor, al temor de tu mirada, al soplo de mis cenizas, a las despedidas largas, al olvido, atado al tormento de mi sentido, atado a mi, atado a mis palabras.
1 comentario:
Me encanta léerte. Las palabras atan y es indescriptiblemente sabio como lo haces tu.
G R A C I A S
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