jueves, 24 de febrero de 2011

Que no te importe

Que no te importe la tristeza,
ni las preguntas sin respuesta,
ni las alegrías que pisas,
ni la huella que dejas.

Que no te importe, la llama
del fuego, el ascua encendida
a tus pies desnudos, el rescoldo,
la ceniza, el humo.

Que no te importe, el olor
a tierra mojada, que entra
por tu ventana abierta, y te empuja
a cerrar los ojos y respirar.

Que no te importe, el veneno
que despertó tu piel,
ni pensar que rozas el cielo,
ni querer salir de donde estés.

Que no te importe, el como,
ni donde ni cuando,
ni desertar de tu vida,
para perseguir tu sueño.

Que no te importe el placer,
ni el sufrimiento,
ni las arrugas de tu cuerpo,
por este paso, por este tiempo.

Que no te importe la calma,
el recuerdo, el olvido,
que no te importe el exceso,
la locura, lo desconocido.

Que te importe la vida,
y no se mueran tus sentidos,
que no te importe morir,
tan solo porque has vivido.

viernes, 18 de febrero de 2011

El tiempo pesa

No se si es tarde ya, o el tiempo pesa,
quizás sea que camino con cierta calma,
y acostumbrado a las llamas de un fuego que no quema,
me abrasa la desesperanza de no esperar nada.

Soporto los vaivenes de quien busca algo más,
y eso te lleva al mundo de los incomprendidos,
laberinto y murmullos distintos, que solo entiendes tú,
y que nada dice cuando lo intentas explicar.

En tiempos avanzados, donde todo tiempo es poco,
resulta que en mi mismo me enroco con mi pasado,
y desemboco en un presente incierto, abierto,
y aun despierto pienso, si he despertado.

Cuantas veces he deseado ver el revés,
tan solo por una noche,
y despisto al reproche, pero es que a veces
no puede ser, lo que nunca fue.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Tal que ahora en Edimburgo

Estamos en el salón, y atardeciendo aún,  aprovechamos la casi perdida luz del dia, mi hija María Elena y yo nos tomamos un café y lo acompañamos con una larga charla buscada a conciencia, los cristales empañados por el calor de la habitación y la humedad y frio del exterior, dejan leer palabras y frases resucitadas que otras gentes dejaron aquí, y apuesto que nunca olvidadas. Con aún mucho por contarnos, decidimos encaramamos en cada una de las puntas del sofá a leer, nuestras piernas se cruzan y una manta las abriga, ambos levantamos nuestras miradas al menor ademán o gesto, y surge un comentario trivial que hace saltar por los aires nuestros pensamientos, pero nuestra cara expresa un interés especial por lo que en ese instante nos decimos, sin duda apostamos por exprimir todo el jugo al momento y disfrutarlo. Instantes así, no se dan todos los días.

En pocos minutos la noche caerá, y marcará su posesión y sus normas, y la magia de este espacio en tierra de nadie, verá caer el telón, y solo repetirá función en nuestro recuerdo. Gracias que este escenario lo contempla, esta ciudad cercana y hermosa,  donde la tibiedad del sol, la da una resplandor apagado que te sumerge en una melancolia permanente, a tiempo de despertar emociones perdidas.

Y mañana? ......mañana será otro día.

lunes, 7 de febrero de 2011

Hoy la niebla cala

Hoy la niebla cala, hasta
los pensamientos más lejanos, 
aquellos que lo fueron 
tan solo alguna vez, 
y ese juego hoy me inquieta, 
al menos el tiempo que dure,
y me abandono a ello y me presto
frente a esta indiferente frialdad.


Me llegan cantos de sirenas 
que se cruzaron en mi vida, 
y me viene cuando tomabas un café 
dos o tres mesas más allá de la mía, 
y aquel encuentro al cruzar la calle, 
y cuando te perdí al doblar aquella esquina 
que apresurado yo también doblé por ti, 
pero ya no estabas, ya no te vi, 
o después, a la salida de aquel cine, 
secando aún tus lágrimas 
que provocaron ese final previsto, 
o en la estación del metro de Gran Vía, 
cuando me quedé fuera de tu vagón
por un maldito segundo, 
y cuantas horas me sobraron después.

Persigo una quimera, 
con sus caras y sus cruces,
sus alegrías y sus penas,
y su felicidad contenida,
tal cual quizás sea yo,
pero allá quedó todo, sin tan siquiera
llegar a ser, supongo, que el destino 
andaba en otros quehaceres, 
y dejó mis asuntos pendientes,
y los tuyos también, quien quiera que seas,
donde quiera que estés, 
hoy la niebla cala, hasta los recuerdos
de aquello que no fue ni pudo ser,
y me siento más falto de ti,
ahora que aún no te encontré, te digo, 
que hoy nuestro pasado, me come por dentro.