jueves, 23 de enero de 2014

Nuestra frialdad

No se si te mereces mi indecisión, ni tan siquiera se,
si podré vivir sin tí el resto de mis andares. No me
quedan telares que calmen mi ansiedad, ni sueños
para soñar. La vida tiene las respuestas condenadas.

Alguna vez imagino tu voz bajo las sábanas, y
entonces los infiernos me saben a gloria, pero esta
historia me negó el mejor de los finales, me aferro
a las calles por donde nunca paseamos, y te siento.

Hoy me pierdo entre el asfalto y el cemento, y ya
no busco en las esquinas el perfil de tu sombra.
Peor saber que tus labios ya no me nombran, que
nuestra frialdad encontró abrigo en otras camas.

Ya no extraño las mañanas robadas a la vida eterna,
pero tampoco será fácil sobrevivir sin ellas, ser feliz
exige algo más. La ausencia y los deseos no ayudan
a olvidar. Los lunes, mi tristeza se dejó de perfumar.