domingo, 23 de diciembre de 2012

Mis canciones y yo


Tengo el gusto de anunciaros que el próximo día 28 de Diciembre a las 21:30, cantaré para amigos y familia y para todos los que se quieran unir, algunas de mis canciones. Si os apetece os espero en el Pub Diodón que está en la Avenida de los Derechos Humanos, 1 en El Parque de Lisboa de Alcorcón (Madrid) www.diodon.es Tel. 91 611 91 79.

Besos y abrazos

martes, 18 de diciembre de 2012

Presente ausencia

Hoy perdí algo que nunca fue mio, y mi esperanza
en una nube voló sin dejar huella, pasé más tiempo
en mi que con ella y al final, la soledad tomó partida
por los imposibles deseos, mejor un adiós que un
hasta luego y lo peor, un olvido sin vocación, esta
ciudad sobrevivirá sin nosotros, y las canciones de
otros la harán suya.

Lo mejor de todo, la nada. Ahora nos regalamos ese
resto de tiempo que nos espera y sobra, y será como
recoger la zozobra de la última alcoba que habitamos,
como lo extraño del próximo verano sin nosotros,
como ese día de locos que está por llegar, o como
ese final que se anticipó a nuestro encuentro.

Costará entender que nunca volvimos, y habrá que
enterrar los auxilios en lo más profundo de la vida, las
despedidas desgarran y nunca provocan entusiasmo.
Más tarde o más temprano será una ausencia presente.
Aquel pasado nunca tuvo futuro, pero nos salva el
consuelo de saber que lo hicimos nuestro.

Hoy me olvidé de dormir.



jueves, 22 de noviembre de 2012

Breve encuentro


Igual que un día amargo o un café oscuro, me vino el
breve encuentro de una tarde ya vencida a dos calles
de ti, ese taxi compartido en un instante milagroso,
o aquella respuesta que olvidé por serte sincero.

El deseo expreso entre tus sienes y mis dedos, y mil      
veces mas una, las gotas de espesura que empaparon
la razón, y no fuimos dueños ni del tiempo ni del dolor,
mientras la imprudencia sonaba a ciegas y en silencio.

Sin preguntar por quien muero, derramaste los excesos
aprendidos en tantos amaneceres sin mi, y atado a la
última mentira me ayudaste a dormir mi única verdad,
y después te fuiste, y ese adiós no pesó demasiado.


Hoy no me queda nada de ti, salvo el gesto de esa prisa
incierta, la puerta entornada que sigue entreabierta, y el
mirar desde una ventana sobre los tejados del mal y
del bien, y quizás, volverte a buscar donde te encontré.

martes, 13 de noviembre de 2012

Mis trece años

Diez de pipas en los bolsillos, pantalón corto,
calcetines bajados, para merendar pan con aceite
y azúcar, para cenar las sobras del sábado, para
vivir, mis trece años.

La sombra sombría de un interior,  la luz encendida
del comedor, por los patios las radios gritando,
el agua caliente en un barreño, medio cuerpo lavado,
la hora de comer un jolgorio, la compra de mercado,
la siesta sagrada de mi padre, en invierno y en verano.

Los juegos, de calle y sudando como había de ser,
las rodillas con barro, las escaleras de cuatro en
cuatro, las mentiras al día, el pavo aún lejano, las
chicas prohibidas, los sueños alborotados, aquella
novia que nunca abracé, mi deseo más deseado,
hubiera cruzado el mundo por besarla, y nunca la
besé después de haberlo cruzado.

Estudios de ninguna esperanza, aprendiz sin el
bachillerato, las tentaciones de una revista abierta,
noche a noche me fueron mojando.
Los domingos pellas sin misa, los viernes
en fila al confesionario, los pecados de mis
desahogos, jamás fueron confesados.
De vuelta a casa dos besos, y a dormir más que
apretados, mis vicios menos compartidos, nunca
lo fueron con mis hermanos.

Y después de aquello hoy me confieso, a ningún
Dios ni a sus becarios, bastaron diez minutos frente
a un espejo, para volver a mis trece años.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Eterna despedida

Un día tal que hoy, se me fue la vida como a ti
pero no tanto, y desde aquel entonces a menudo
paso por alto pensarte como mereces, no me
preguntes como y sin embargo, te siento y te
extraño y sé, que no volveré a verte jamás, y por
eso muero por aquel calor, el mismo que prendió
mi vida en ti a pesar del frío.

Heredé tus ganas de ser, lo que soy y seré y otras
cosas que me guardo, te fuiste al amanecer a un
viaje que no esperabas, tu vida y la muerte
quedaron a tus espaldas,  y fuiste una invitada de
piedra a una sentencia injusta, dejaste huérfana
a tu soledad, y desde entonces habita en mi casa,
y se sienta en mis rodillas y me cuenta, pero se
olvida. Háblame sin pronunciar palabra, acaricia
mi silencio.

Se que ya no podrá ser, o al menos eso creo.
En esta carta que te escribo y mil veces empecé,
dejo amargura y pesar, se que quisieras verme
sonreir, pero hoy detuve el tiempo en el recuerdo,
y la pena regresó, y ardió de nuevo el dolor de
aquellos días sin vida. Quizás hoy por fin me diga
adiós, esta eterna despedida.

A mis últimos besos le faltaron tus besos.



miércoles, 17 de octubre de 2012

Salgo de mi

Salgo a ese camino virgen que no he de pisar,
seguro de que mi pensamiento no ha de borrar
huellas que no sean las mías, a saludar a esa
letanía que aún no ha llegado, a desnudar la
pereza,  a redimir la tristeza.

Salgo a indultar ese sueño por escribir, a olvidar el
porvenir que atrás quedó, a buscar la esperanza
que hoy me dio esquinazo, a tentar a ciegas
amores y abrazos, a probar la suerte en balde,
y a regresar a esa tierra de nadie.

Salgo a buscar esa fragancia imposible y olvidada,
a escapar de ese adiós que vendrá, y a llorar, que
es más que probable, a perderme en lo insaciable,
a enredarme en el próximo pasado, a escribir en
los tejados.

Salgo a salir un tiempo de mi, y a descubrirme a
poco que me pase, a cruzarme contigo una y mil
veces más, a encontrarme con la soledad, y a
pararme frente al mismo escaparate de siempre,
para deshacerme en este inútil deseo.

Salgo a dilatar mis excesos, buscándote entre
todas, a reconocer a la aurora de nuestro último
amanecer, a recuperar el ayer, y a musicar las
penurias de los últimos versos que escribí, a
no pensar, a vivir.

Salgo a sonreir y entre tanto, salgo a salvar de
la quema a los fracasos, a brindar con el mejor
de los vinos, y a vaciar mis bolsillos de ansiedades,
a contar las mentiras en un estribillo, a cantar a
medias las verdades.

Salgo como he dicho, a encontrarme.



viernes, 5 de octubre de 2012

Ese martes pasado

Las casas espesas y las calles ligeras, el miedo ausente,
y las esperanzas llenas de esperanza, las gargantas
rotas, los pies cansados de sujetar un cuerpo al paso,
la ansiedad a tiro de otros, el murmullo silencioso y
los gritos en las esquinas, por un sueño al despertar.

La ciudad entre cuatro calles, los gritos al aire y
el tiempo a otro lado, a otro tiempo, a un tiempo
pasado, la soledad vacía y ausente, sola, la alegría
de tantas bocas encuentran la calma por unos
instantes, la eternidad tiene las horas contadas.

Las canciones de unos por todos cantadas, los ojos
vidriosos de quien no se cree mayor, la razón que
lucha a la desesperada, la parada que inquieta a los
sentidos, el olor a revolución, el caminar por el mismo
camino, el codo a codo, el amanecer al anochecer.

Y tú y yo en medio, ausentes, entre sábanas de
noche y hambre al derroche que no pudimos dejar
pasar, y ese mirar hacia todos lados, para olvidar
el presente y comerte hasta las entrañas, ese querer
que mañana, no haya sido todo un sueño hoy.

Ese sudor del después, y esa carne de tu carne a
la espera del próximo placer, esa espalda que se me
antoja, esa realidad que ya afloja y se lleva todo
lo que soy, ese polvo ya quemado, esa calle llena
de gente que pasó a nuestro lado, ese martes pasado.

martes, 11 de septiembre de 2012

Duelo

Estas despedidas que te dividen entre la tristeza
y la ansiedad, que dejan al sueño dormido por si
hubiera un despertar, ese volver imposible, ese
penar, ese dolor entre silencios que no entiende de
olvidos y se acomoda en ti.

Estas despedidas sin ningún porvenir que duelen
y confunden, que te hunden en la realidad, que se
beben el tiempo de un trago y te llenan de sombras,
esa soledad que te nombra, ese vacío inmenso, esa
ausencia, ese no puedo. 

Estas despedidas sin tiempo con palabras dichas
y por decir, ese amanecer que te enloquece y ese
lloro que te protege, esa música sin baile, esos
rezos al aire, esa falta de vida cuando respiras,
ese beso a la muerte cuando suspiras.

Estas despedidas desconsoladas y ese miedo a la nada,
esos paréntesis en la rutina, esa vida no vivida, ese
verano otoñal, ese invierno que vendrá, esa primavera
hoy lejana, ese volver a empezar, esa sonrisa ausente,
ese pasado sin futuro, este oscuro presente.


lunes, 30 de julio de 2012

No quise pensar......Una canción



Últimamente, le daba vueltas a contar cantando alguna que otra medio verdad en éste mi blog, y así de paso, sacar a pasear mis otras cosas que andan un poco empolvadas, casi siempre entre las paredes de mi habitación. Espero, no desesperar. Besos y abrazos



miércoles, 6 de junio de 2012

Blanco amor de alcoba

No te bajes de mi cama y duerme a la noche,
déjame quedarme en ti para sobrevivir a esta
fantasía, compra mi alegría a precio de saldo,
y hazme el regalo de tu cuerpo transparente,
dibuja tus caprichos en mi frente, y pídeme hoy
lo que quieras, regálame una primavera para
no despertar.

No te bajes de este altar, hagamos liturgia
de nuestros deseos, promesas de nuestros
rezos, y vida de nuestra penitencia, paciencia
de nuestra ansiedad, ábreme tu cuerpo
en canal para fundir nuestras vidas por unos
instantes, y sucumbir al placer de esos
amantes que fuimos hoy.

No te vayas cuando yo vuelvo, la noche espera
y aún no tiene prisa, quédate con mis trizas
siquiera hasta que me olvides, regálame tus
veinte abriles treinta años después, y te juro
que al amanecer yo estaré dormido, hazme
reir como entonces, hazme soñar como ahora,
regálame, este blanco amor de alcoba.

No te esfumes de mis sueños. Que lejos quedó
el pasado que nunca pasó.


miércoles, 30 de mayo de 2012

Esperándote

A estas alturas de la vida, cuando añoras el futuro que aún no ha pasado te he de confesar, que todavía me seduce la esperanza por descubrirte en esta cama que aún no hiciste tuya, y a esta hora perezosa en que tu maquillaje  se marchita,  te digo, que tejiendo tu presencia que aún está por llegar, senté a la soledad a mi lado para hacernos compañía, y juntos, desciframos el tono de tu voz en un alarde de desesperación, y el sabor de tus pechos,  el sentir de tus caricias y el contagio de tu sonrisa, tu precioso gesto y tu cálida mirada y como no, esa desnudez al despertar que me debes y me quita el sueño, y que le voy hacer si aún no has llegado, si no soy dueño de nada ni de nadie, y menos de ti, si no acabas de entrar en mi como el ayer lo hizo al pasado. 

No has de saber quien soy, ni por saber, si es de ti de quien hablo, tan solo templa a la calma y déjate llevar, esquiva a tu realidad y sueña que yo, a la vuelta de tu vida te estaré esperando, que hoy para no echarte de menos te he imaginado, y que por no perder estos momentos, los escribo en un diario con tu nombre, sin haberte  nombrado. Tal vez debiera decirte, que ayer a punto pensé que eras tú y sin embargo, esa mirada no amarró sentidos, no subió peldaños, y yo, a borrar ese algo de nuevo, ese quizás falso. 

Hoy, día treinta del mes de Mayo, de nuevo amanezco a la esperanza de envejecer juntos el calendario, y sin saber quien eres ni donde estás,  como ayer he pensado,  seguir escribiendo, seguirte esperando.

viernes, 25 de mayo de 2012

Atado


Atado a lo tuyo, a lo mio, a todo, al paso del tiempo en el lodo, a las promesas vacías y a los días llenos sin nosotros, a los despojos de ilusiones marchitas, a los deseos sin antojos.

Atado a los mirares ajenos, a las caras sin rostro, a la memoria de unos pocos y al olvido de casi todos, a los paseos en la soledad del domingo, al abrigo del frío en agosto.

Atado a las promesas a vuelta de camino, al dolor de otros, a la esperanza frágil que a veces se escapa, a ese amigo perdido dos dias despues.

Atado al revés de como debes, a esa forma sin modo, a la fiesta de otra ciudad, a la primavera  en otoño,  al placer del antes de todo, al olor de aquella noche saciando nuestra sed.

Atado a la desnudez que vendrá,  al ser feliz por unos dias, tal vez, al atardecer cuando dormía,  al anochecer entre dos aguas, a la mentira de una verdad.

Atado a una piel ya acariciada, al mudo recuerdo, al silencio del ruido al caer, a ese abrazo a un después,  a la delgada línea que divide el horizonte, al quiero sin puedo, al cuando sin donde.

Atado a la cobardía de entonces, al valiente que no habita en mi, a los amigos perdidos para siempre, y a los que abandoné en los caminos, al infinito, a la eternidad.

Atado a la marchita vanidad,  a las dudas, a las duras y a las maduras, al perezoso, a cien poemas y alguna canción, a la inoportuna inspiración con la mujer de otro.

Atado a las letras con su música, a las huidas de mi ciudad, a la tempestad y los terremotos de un corazón desbordado, al mercenario que soy de una guerra en paz.

Atado al silencio en soledad, a esas noches eternas a falta de sueños, al cansado de esperar, a las flores arrancadas, a las huellas en el cielo.

Atado al desamor, al temor de tu mirada, al soplo de mis cenizas, a las despedidas largas, al olvido, atado al tormento de mi sentido, atado a mi, atado a mis palabras.

lunes, 23 de abril de 2012

Cuatro amaneceres

Me quedo contigo siempre, y a pesar de todo,
con tu cercana distancia hecha trizas ayer mismo,
con unas palabras mal dichas al borde del abismo,
y la desnudez de cuatro amaneceres a tu lado.

Me quedo con tu apellido prendido al mio,
vagando junto a nombres que nunca nacerán,
con esas sonrisas sobradas de intimidad,
y esas palabras que buscaron tu comprensión.

Me quedo con la pena de no ser como quisiera,
con tus gestos, y el tiempo en primavera, con
haber dibujado el camino de regreso en verano,
y vencer mis miedos, contando nuestros pasos.

Me quedo con ese atardecer al alba, y con
la pereza que me regaló la vida a tu lado,
con el sabor de unos dedos que te escarbaron,
y con el primer sorbo de ti, al vencer la noche.

Me quedo con el sueño roto, con mis reproches,
y con los restos de humedad en nuestros cuerpos,
con el dolor de aquello que se acaba, y con el
último de nuestros silencios con tinte de amargura.

Me quedo con las carreteras estrechas, las dudas,
el silencio en la plaza de un pueblo a medio habitar,
la compañía de una canción que habla de soledad,
y el frío de una chimenea que no pudimos encender.

Me quedo con tu pasión que no dejé de sentir,
con mi locura y  las ganas de volverte a vivir,
me quedo con la esperanza que algún día ha de ser,
con aquella promesa, que no te pude prometer.

martes, 3 de abril de 2012

Entre ellos

Entre ellos y por unas semanas, viví
atado a la melancolía de unos años que
ya no volverán, entre ellos he sufrido y
amado como sin  que lo supieran, me
he roto por dentro y por fuera, para
siquiera intercambiar cuatro palabras
de esas que tanto gasto.

Duchas entre un glamour tendido y
lavado, y con la sonrisa de un hombre
que ya no huele a juventud, he cocinado,
y compartido entre migas y cacharros,
comida de tres días, pizzas del siguiente
sábado, y lo peor siempre por venir, y
lo mejor, ese azúcar salado con sabor a
vitaminas A, B y C.

En Babel se friegan platos con champú
al huevo. He acariciado sonrisas, he
besado abrazos, y me han servido en
bandejas de barro, un café con mil
sonrisas y un bizcocho con sabor a
asado. He compartido algo más que
un piso, con seis locos a diario, y los
viernes ciento y tantos, hemos jugado
al parchís sin hachís, sin porros y casi
sin tabaco, juventud perdida dicen?,
pues como la de antaño, como siempre
y siempre ha sido y ha de ser, unos
viviendo y otros criticando, más bien,
puta envidia cochina de algunos
trasnochados.

Hoy en Berlín hizo frío, más frío que
aquel verano, y volví a Madrid ese
jueves, y a mi hija Sara, la dejé en
sus brazos, ya me toca cama caliente,
y un baño a treinta y seis grados,
primer plato segundo y postre, y
otro postre de vez en cuando, pero
quien tuviera trigo en la piel, miel
en los labios, años en la mochila,
futuros lejanos, seiscientos euros
por mes, meses a diario, amores
de dos noches, noches de tres años,
quien tuviera vecinos como estos,
en cualquier lado.

viernes, 23 de marzo de 2012

Decir adiós

Hoy el día anda medio gris, como se
corresponde y corresponde ser, frío
como el norte o como el desamparo,
y tú tan solo a nada de mi, me das tu
sabor con un beso de la noche pasada.

Que distinto el amanecer que nos queda
ya lejos, el día que ya pasó, y la miel que
endulzó las yemas de mis dedos, los
que ayer perdidos andaban buscando
un sitio por el laberinto de tu piel. Que
distraída la aurora que no clareó sobre
los tejados de esta ciudad, y que golfa
esa hora en que una copa de vino soltaba
amarras rumbo al infinito de tu cuerpo,
y que lujuria beberme mi sed a besos.

Hay vida entre otras vidas, pero en ese
universo de dos, sobraron todos menos
el silencio, ahora todo pasó y el olvido
se me escapa por la boca, como el
miedo en un salto al vacío, y después
la nada, y todo fue pero ya no es, y las
horas aceleraron el paso para llegar a su
cita con el reloj, y puntualmente venció el
tiempo, en que tuvimos que decirnos adiós.

jueves, 8 de marzo de 2012

A ellas

No sabía que hoy es vuestro día, tan solo se, que vosotras estáis en todos los días de mi vida.

viernes, 24 de febrero de 2012

Sucedió en Escocia

a un puñado de días con mi hija María Elena...

Sucede a veces y tuve esa sensación después, que uno camina descalzo por la vida, que la sientes bajo tus pies y a tus pies,  y que esa  fuente de alivio no se agota y a borbotones te alborota, que las horas se hacen cortas y los días eternos, y que aún no acabó ese invierno de treinta días ni ese recreo de placer, que ese orgasmo remueve tus vísceras y que nada importa, que podrías escribir mil idioteces en solfa, saltar sin levantar un palmo, y hasta escuchar la música bailando que en mí ya es decir, y caer rendido un día más abrazado a ella. 
Sucede a veces y tuve esa sensación después, que en nuestro viaje derramamos lágrimas de dicha que hoy navegan, por el Lago Ness

lunes, 6 de febrero de 2012

Apagué la luz

Apagué la luz, para sentir tu presencia
y olvidar tu ausencia de tantos días,
hacer de tu compañía un instante especial.

Apagué la luz, para ocultar mi mentira y tu verdad,
y disfrutar a solas del sabor de tus recuerdos,
para redimir los placeres despiertos de aquel día.

Apagué la luz, para hacerte mía y presente, y
achicar distancias entre mis deseos y tu cuerpo,
y poseerte hasta donde pudo mi imaginación.

Apagué la luz, para abrír veda a mi lujuria insaciable,
y dar rienda suelta a mi pasión aturdida,
para disfrutar más que nunca de lo imposible.

Apagué la luz, para no agredir a mis ojos,
y echarte en falta una vez más, y llorar,
para eso y para mucho más, en la oscuridad.

Apagué la luz, para hacer mío éste milagro,
y sentirte de vuelta a puerto, sin novedad,
para calmar mi ansiedad que no promete.

Apagué la luz, para sentir tu presencia hoy,
porque hace ya que no eres mía una eternidad,
y a estas alturas, solo me queda el pasado.

Apagué la luz, y se hizo de día.