viernes, 24 de febrero de 2017

Algo como un loco

Tengo el tiempo que no pierdo, razón
y ánimo para una sentencia justa,
muero cada noche si me asusta,
busco el perfil de mi lado más incierto.

Suelo llegar exausto a ningún puerto,
a saber, a ese mundo varado a la orilla
de una salvación aún lejana, anhelo
caricias cercanas a la altura de mis ojos.

Hago cualquier cosa por muy poco, y
además, a cambio de todo lo que nunca
encuentro, soy tal vez, yo que no aprendo,
un milagro a destiempo, algo como un loco.

Canto a la idiotez que me entretiene,
a las pesadillas que me convienen, y en la
mañana cantaré al sueño que se repite
noche tras noche, una noche después.

Rompo con este poema, descarto versos que
mienten, surco con la punta de mis quieros
las arrugas de mi frente, amo al silencio
callado, lejos de si mismo, ausente o dormido.

Regreso cansado de un sitio que no espera,
al calor de una hoguera que nunca huye del
frío, duermo despierto, desconfío, digo adiós
a este sueño, desvelos de una tarde de domingo.


domingo, 12 de febrero de 2017

Libro viejo


Ligero, delgado y bello te acomodas en
el hueco de mis años, sincero sabio y eterno,
te perdiste en la mudanza de un verano.

Amigo de tantos inviernos, noches de vela
en vano, consuelo de malos tiempos,
santo y seña supieron  amargos.

Juicio en los infiernos a la espera de un milagro,
el diablo anda huyendo de mujeres en pecado,
en la esquina muere el silencio.

La calle despierta a un borracho,
va cantando
los secretos de aquellos bares cerrados, 
amores en los espejos, pasiones de rama en ramo.

Hoy domingo está lloviendo, el perdón sella unos labios,
el futuro anda inquieto con historias del pasado,
palabras de un libro viejo, despertaron en mis manos.