lunes, 7 de febrero de 2011

Hoy la niebla cala

Hoy la niebla cala, hasta
los pensamientos más lejanos, 
aquellos que lo fueron 
tan solo alguna vez, 
y ese juego hoy me inquieta, 
al menos el tiempo que dure,
y me abandono a ello y me presto
frente a esta indiferente frialdad.


Me llegan cantos de sirenas 
que se cruzaron en mi vida, 
y me viene cuando tomabas un café 
dos o tres mesas más allá de la mía, 
y aquel encuentro al cruzar la calle, 
y cuando te perdí al doblar aquella esquina 
que apresurado yo también doblé por ti, 
pero ya no estabas, ya no te vi, 
o después, a la salida de aquel cine, 
secando aún tus lágrimas 
que provocaron ese final previsto, 
o en la estación del metro de Gran Vía, 
cuando me quedé fuera de tu vagón
por un maldito segundo, 
y cuantas horas me sobraron después.

Persigo una quimera, 
con sus caras y sus cruces,
sus alegrías y sus penas,
y su felicidad contenida,
tal cual quizás sea yo,
pero allá quedó todo, sin tan siquiera
llegar a ser, supongo, que el destino 
andaba en otros quehaceres, 
y dejó mis asuntos pendientes,
y los tuyos también, quien quiera que seas,
donde quiera que estés, 
hoy la niebla cala, hasta los recuerdos
de aquello que no fue ni pudo ser,
y me siento más falto de ti,
ahora que aún no te encontré, te digo, 
que hoy nuestro pasado, me come por dentro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

es una delicia.... leerte

Anónimo dijo...

Un poema precioso, la verdad es que es un placer comenzar un día pudiendo leer algo así. Gracias.