Apagué la luz, para sentir tu presencia
y olvidar tu ausencia de tantos días,
hacer de tu compañía un instante especial.
Apagué la luz, para ocultar mi mentira y tu verdad,
y disfrutar a solas del sabor de tus recuerdos,
para redimir los placeres despiertos de aquel día.
Apagué la luz, para hacerte mía y presente, y
achicar distancias entre mis deseos y tu cuerpo,
y poseerte hasta donde pudo mi imaginación.
Apagué la luz, para abrír veda a mi lujuria insaciable,
y dar rienda suelta a mi pasión aturdida,
para disfrutar más que nunca de lo imposible.
Apagué la luz, para no agredir a mis ojos,
y echarte en falta una vez más, y llorar,
para eso y para mucho más, en la oscuridad.
Apagué la luz, para hacer mío éste milagro,
y sentirte de vuelta a puerto, sin novedad,
para calmar mi ansiedad que no promete.
Apagué la luz, para sentir tu presencia hoy,
porque hace ya que no eres mía una eternidad,
y a estas alturas, solo me queda el pasado.
Apagué la luz, y se hizo de día.
7 comentarios:
Te siento cercano al leerte. Se te añora.
Un abrazo Antonio,,,en julio pisaremos la Latina de nuevo,,
Antonio! Cómo va eso? Espero que todo muy bien. Qué bueno que te pases de vez ne cuando por mi blog. ya veo que por el tuyo también se pasan ilustres de la poesía y canción de autor. UN abrazo fuerte
Blogs amigos me traen aquí de la mano. Un placer conocerte. Un placer leerte. desde luego hay cosas que deben de vivirse en la oscuridad
increible....y simplemente maravilloso
"Apagué la luz, y se hizo de día" No hay como la imaginación y los sueños para llevarnos a donde fuimos felices. Genial Antonio.
Sigue escribiendo, Antonio, que de verdad es un lujo. A veces es necesario apagar la luz para sentir, para vivir.
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